Artículo Shahrazad Falla
Colombia ocupa el segundo lugar en biodiversidad en el mundo y está entre las 12 naciones mega diversas, ya que con una extensión del 0,7 por ciento de la superficie del planeta, alberga alrededor del 10 por ciento de la fauna y flora de la Tierra, según el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt. En cuanto a la diversidad de plantas, el segundo lugar también lo ocupa Colombia porque tiene alrededor de 41.000 clases. Somos el tercer país del mundo en diversidad de reptiles (524 especies) y palmas (231 especies), y el cuarto en diversidad de mamíferos (479 especies).
Principio de protección de las riquezas naturales y culturales
Como se dijo el artículo 8 de la Constitución de 1991 establece como principio la obligación de proteger las riquezas naturales y culturales de la Nación. Se funda en este espacio el principio que luego se manifestará mediante la consagración del derecho al ambiente sano y de todas las disposiciones que desarrollan lo que podemos denominar una concepción verde plasmada en la Carta, por lo que se ha dicho que la Carta de 1991 es una carta verde, una constitución ambiental o ecológica. Con motivo del capítulo de los derechos, se desarrolla de manera especial este principio.
La UNESCO definió la Cultura como "el conjunto de rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan una sociedad, y que engloba, además de las artes y las letras, los modos de vida, los derechos fundamentales al ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias". (Declaración de México).
La existencia de cultura es connatural a la existencia de toda sociedad humana. Hoy se discute la posibilidad de la existencia de una cultura global, tentativa de occidente que es totalizante y excluyente. No obstante a pesar de la globalización económica y de la creación de sistemas globalizantes, del desarrollo hegemónico y colonizador de las grandes potencias, fundamentalmente de Estados Unidos de Norteamérica, como contrapeso se presenta un resurgimiento de la exigencia de reconocimiento y respeto de las culturas, de las nacionalidades y de las etnias. El artículo anterior es buena muestra de esta tensión pulsional del mundo actual.
Ahora bien, la determinación de lo que constituye la cultura de la Nación es una tarea importante. El patrimonio ambiental del país parece estar más determinado. Existen en el derecho una cantidad de disposiciones en uno y otro sentido capaces de dar cuenta de la existencia de esos patrimonios cultural y ecológico y contribuir a su establecimiento y preservación.
En consonancia con el principio de protección cultural, la propia Carta Constitucional establece algunos preceptos de desarrollo. Así el artículo 70 es de capital importancia dentro de una concepción antropologista de la nacionalidad. Dice la norma que la cultura es una de las manifestaciones de la nacionalidad. El artículo 72 se refiere al patrimonio cultural de la Nación. En el país es enorme este patrimonio y dentro de él el llamado patrimonio arqueológico, que representa las manifestaciones y es parte de la historia no sólo nuestra sino principalmente de esa porción indígena que pobló el continente y que aún susbsiste en el país.
Para ilustrar este principio podríamos pensar en cantidad de categorías y a través de su establecimiento actualizar en nuestro imaginario todas esas riquezas de uno y otro tipo. Así intentar definir los conceptos y establecer cuales figuras de esa índole se presentan en el país. Por ejemplo, en materia ambiental definir los parques nacionales naturales (en general todo el sistema de parques nacionales naturales), las especies animales endémicas existentes en el país, el problema de aguas, el problema que se genera frente a la biopatentación, la biodiversidad y el biochocó o biopacífico. Frente a lo cultural la definición de patrimonio arqueológico, la de patrimonio nacional, la de patrimonio de la humanidad, la de museo, etc. Al respecto, en tanto que formación cultural, la escuela (la universidad), debería proporcionar una formación para una nueva cultura que fomentará los valores de la nacionalidad con base en el conocimiento de la historia, la arquitectura, la biología, la geografía del Estado.
Artículo Míchel Morales
Hace unos años, en nuestro departamento, la Corporación Autónoma Regional del Tolima presentó el plan de Gestión Ambiental Regional para el Tolima 2013-2023.
Habla de que en el Departamento del Tolima se presentaba para la época un escenario para la gestión ambiental y la promoción del desarrollo muy interesante; se estaban presentando procesos de planeación prospectiva en la región que reconocen que el tema ambiental debe ser agenda central en las diferentes propuestas que se planteen.
Es importante reconocer que los sectores económicos y sociales del Departamento presentan Visiones de futuro para la región del Tolima, acertadamente enfocadas a solucionar los problemas ambientales que se han intensificado durante los últimos años. Las propuesta de una estrategia dirigida a consolidar una Gestión Integral del Recurso Hídrico es evidente ante la escasez de agua que se viene presentando en cuencas hidrográficas como Coello, Lagunilla, Recio, Totare, Luisa, Opia y Chenche. Las actividades productivas de desarrollo regional y el Municipio de Ibague como principal centro urbano nos exigen implementar acciones concretas que garanticen, la ordenación y manejo de las 18 cuencas hidrográficas, la protección de la oferta hídrica regional y promover por uso racional y la reducción de la contaminación de esta.
El cambio climático y los riesgos de desastres asociados, no son una idea de ambientalistas, son ya una preocupación de la sociedad civil y los representantes de las instituciones, los gremios, ONG, y la academia. En ese sentido el PGAR 2013-2023 ha identificado como uno de sus líneas más importantes la Gestión del Riesgo y la consolidación de una estrategia regional para la mitigación y adaptación al Cambio Climático. Es necesario revertir los fenómenos que se están evidenciando actualmente como son la reducción de caudales en las principales fuentes de abastecimiento del departamento, la reducción de la zona de Glaciares del Parque Nacional Natural de los Nevados y el Nevado del Huila, la alta desertificación en mas del 18% del área del departamento, asi como las inundaciones y deslizamientos predominantes en el eje del Río Magdalena y en la desembocadura de los ríos Saldaña, Cucuana, Coello, Totare, Lagunilla, entre otros, afectando a miles de pobladores e infraestructura en los municipios rivereños.
Los actores regionales reconocen la riqueza ecosistémica y de biodiversidad en el departamento, y sus debates han concidido en que es necesaria la protección y conservación de los ecosistemas estratégicos, las áreas protegidas y la biodiversidad. Es importante proteger e incrementar el 20 % de la cobertura de bosques con medidas de ordenación y aprovechamientos sostenibles en un territorio cuya aptitud forestal es del 77% del área del departamento; igualmente se ha identificado que es importante reducir la presión sobre el 13,2% del territorio que tiene ecosistemas de Páramos (Las Nieves, Las Hermosas, Santo Domingo, Los Alpes, La Estrella, entre otros) que son fuente de la oferta hídrica regional. La potencialidad ambiental por la riqueza ecosistemica es destacable, y será en el marco del Plan de Gestión Ambiental Regional que se continuará promoviendo la consolidación del Sistema de Áreas Protegidas Regionales incrementando y cualificando la representatividad de estas que actualmente es del 9,3% del área del departamento.
Al día de hoy se avanza con efectividad en la búsqueda de concretar los objetivos planteados, además es destacable el logro conseguido por los cajamarcunos al sacar de sus tierras a la multinacional AngloGold, quien planeaba realizar minería en La Colosa. El proyecto se encontraba en etapa exploratoria. En la pasada consulta popular cerca de 6,000 cajamarcunos de un total de 22,000 habitantes, definieron su posición respecto a proyectos mineros y con eso sobre el empleo y la inversión local que generan, dando por hecho, entre otras cosas, que la minería no puede convivir con otras actividades.

